Robert St. John, el creador de la Técnica Metamórfica, comenzó a tratar niños con discapacidad intelectual a mediados de los años 50, intentando entender los factores que impiden que el individuo despliegue todo su potencial, así fue como descubrió la metamórfosis.
Identificó la existencia de dos patrones que influyen en nuestra forma de ser y se dió cuenta que el predominio de uno de ellos provoca estrés y enfermedad. Por un lado la persona puede retraerse y alejarse de la vida ( patrón aferente) , o meterse de lleno en ella ( patrón eferente). Curiosamente se percató que estas tendencias quedan de manifiesto de forma extrema en el caso de un niño con autismo y de un niño con síndrome de Down.
Aunque el autismo es en sí un espectro, donde ningún chico es igual a otro, una característica es sin duda la dificultad que tienen para estar en esta realidad, provocándoles sobretodo miedos; desembocando esos miedos, en muchas ocasiones, en aislamiento , conductas disruptivas y dificultad para relacionarse. Por el contrario el síndrome de Down suele ser más abierto, muy sociable y dispuesto a conocer nuevos caminos.
El principio fundamental en el que se basa nuestro trabajo con esta terapia , es que cada uno de nosotros encierra un potencial de transformación y que en las condiciones adecuadas ese proceso de cambio radical puede producirse de forma natural y espontánea. La Técnica Metamórfica es , en esencia, una forma simple y sencilla, de crear estas condiciones.
Nuestro objetivo trabajando en concreto con un niño con autismo no será otro que ayudarle a descubrir en su interior la capacidad de salir afuera, interactuar con su entorno , perder el miedo que en tantas ocasiones les paraliza.
Pero no nos olvidemos siempre desde el desapego y la no intención . Siempre «reconociendo, aceptando y dejando ser»
Fuente: Compendio de la Técnica Metamórfica. Convertirnos en quienes somos. David Singer
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