Entrena tus manos para hacerle un regalo especial. Siéntate, respira y toma su pie. Ayúdale no sólo a nivel emocional con tu tacto hazlo también en el plano físico. Déjate guiar por esta maravillosa técnica «la Reflexología» y déjale a ella actuar. Será tu aliada, tu amiga, tu compañera cuando en muchas ocasiones no sepas a donde acudir. La solución no está fuera sino dentro de nosotros, lo único que debemos hacer es escuchar nuestro cuerpo y sus mil maneras de hablarnos. Estudia su lenguaje, habla con él a través de tus manos y disfrutad los dos, tu hijo y tú de este fantástico regalo.
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