La Técnica Prenatal , conocido también como Masaje Metamórfico proporciona un estado de relajación y bienestar que induce al equilibrio, por eso su aplicación y práctica es aconsejable para cualquier persona.
Hace aproximadamente 40 años, Robert St.John descubrió esta técnica innovadora, a partir de la reflexología podal. Investigando sobre los mapas de los puntos reflejos de los pies, llegó a la conclusión que en la zona correspondiente a la columna vertebral, los efectos producidos por la terapia no eran sólo de carácter físico, sino que también eran de tipo emocional y psicológico.
Siguiendo con su investigación, comprobó que todos los acontecimientos producidos a lo largo de la gestación y las emociones, tanto positivas como negativas, vividas por la madre quedaban registradas en la médula espinal del feto, ya que esa información es intercambiada con la madre a través del cordón umbilical y el bebé la vive como si fuera propia.
Si la madre tiene un miedo consciente o inconsciente, (por ejemplo en la ecografía le dicen que el bebé es pequeño o muy grande) si padece un estado de ansiedad por un susto, si le sucede alguna cosa trágica o lleva un vida estresante, etc., toda esta información puede producir posteriormente una serie de disfunciones en el niño, estableciéndose patrones de conducta que pueden persistir durante toda su vida, ej. niños hiperactivos, tímidos, muy sensibles…. St.John vio que trabajando las zonas reflejas correspondientes, se producía un desbloqueo que beneficiaba a los pacientes de algún modo.
Objetivo de la Técnica Prenatal:
“Te voy ayudar, pero no sé a que” Mari Carmen Boira. Esta es la definición más acertada para esta terapia.
La práctica es muy sencilla, consiste en realizar unos pasos con los dedos de la mano, en la zona refleja de los pies de la columna vertebral. En las manos y la cabeza se realiza el mismo procedimiento, siendo este último, movimientos especialmente suaves puesto que es una zona muy sensible.
Aplicando la Técnica Prenatal sobre pies, manos y cabeza, desbloqueamos y equilibramos la energía vital, promoviendo el principio de Autocuración que todos los seres vivos tenemos. Aquí radica la gran diferencia respecto otras terapias. El terapeuta observa en todo momento dos principios fundamentales: No intención, No implicación.
Al terapeuta no le importa tanto la enfermedad, como la posibilidad de que el paciente llegue a ser consciente del problema que la provocó. De esta manera se llega a la comprensión y a la aceptación, y por lo tanto, al equilibrio que dará paso a la curación.
¿Hay contraindicaciones?
Ninguna, dando que no interferimos en lo que vive la madre y el bebé, tan solo acompañamos, y si algo se libera o se transforma, será de la propia iniciativa de la persona que recibe.
¿A partir de que momento es recomendable esta práctica?
Desde cualquier momento en el que lo desee la madre. Incluso antes de la concepción, permitiendo crear la primera célula del nuevo ser, libre de las creencias limitantes que nosotros vivimos. Aunque siempre recomendaremos esperar al tercer mes de embarazo para comenzar con cualquier práctica terapeútica
¿Puede ayudar en el nacimiento?
Se ha observado como bebés que no estaban bien colocados, de repente se colocaban en una posición adecuada para nacer. En partos que se retrasaban, desencadenarse por si solo. Permite tanto al bebé como a la madre estar listos para esta transición tan importante en la vida.
Durante el parto aporta confianza, seguridad y relajación, factores esencial durante el parto.
Si estás embarazada y te resuena lo que he compartido, no dudes en escribirme para comenzar ese camino de metamorfosis que os ayudará tanto a ti como a tu bebé a vivir esta preciosa etapa con la mayor serenidad y sosiego.
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