Se trata de una terapia que resulta especialmente indicada para nuestros mayores. Una forma de cuidarles con un tratamiento no invasivo y placentero. Donde el anciano sólo ha de descalzarse y sentarse en la tumbona de reflexología. Lo que hace resaltar la accesibilidad de esta terapia para un colectivo que habitualmente no suelen tolerar otras formas de masaje.
Los beneficios para ellos son múltiples, desde la relajación, alivio del dolor de pies, mejora de la presión arterial, regulación de la función intestinal, aumento de la capacidad respiratoria y eliminación de toxinas entre otros. Y por supuesto a nivel emocional un aporte de seguridad, serenidad y paz en un momento de la vida nada fácil.
Aunque la Reflexología es una terapia que no tiene apenas contraindicaciones siempre debemos contar con la recomendación del médico o geriatra.
“Envejecer es como escalar una gran montaña: mientras se sube las fuerzas disminuyen, pero la mirada es más libre, la vista más amplia y serena”. – Ingmar Bergman
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