La TÉCNICA METAMÓRFICA se puede  conocer  habitualmente como MASAJE METAMÓRFICO, y esta es una forma inadecuada de referirse a la Técnica de la Metamorfósis o Metamórfica.

El Masaje se aplica con una intención, se intenta aliviar el dolor o la tensión presionando y frotando en una parte específica del cuerpo físico que el masajista considera. En la Técnica Metamórfica no se pone intención y actúa sobre el campo energético.

Su aplicación es sencilla y a la vez profunda. Es en sí misma sumamente agradable, tanto para el terapeuta como para el que la recibe. La única dificultad es comprender su filosofía y conocer el lugar desde el que la persona que la aplica debe posicionarse. Un lugar difícil, el de la no intención y la no implicación, este sería el trabajo más duro pero al final el más gratificante.

La Técnica Metamórfica trabaja más allá de los síntomas de la enfermedad, trabaja sobre las causas mismas, en el momento en que fue creado el bloqueo, liberándolo  y deshaciendo sus secuelas.

Puede usarse en mujeres embarazadas, en enfermos terminales, en adultos y niños con discapacidad (síndrome de Down, autismo, parálisis cerebral…). También en niños con problemas de lenguaje y dificultad en la comunicación, con problemas de enuresis, en los escolares con problemas de adaptación, hiperactivos…Los más pequeños serán sin duda los mejores receptores de esta técnica, porque aún no son inflexibles como los adultos.

También es aconsejable en casos de depresión, fobias, anorexia, bulimia, insomnio, falta de autoestima, dificultad en las relaciones, bloqueos emocionales…

Te invito desde aquí a que la conozcas y la integres en tu entorno familiar y en tu consulta.  Su aprendizaje es sumamente sencillo, en cambio su poder va mucho más allá de lo que aún podemos imaginar.

Le devuelve a nuestro período de gestación el valor que siempre ha tenido pero que la sociedad de hoy en día nos ha ido haciendo olvidar.